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Aquella tarde Sevilla
se puso toda amarilla,
quebradita de color,
y sobre el aire caliente
su voz clamó de repente:
– ¡Ay qué pena y que dolor!
Silencio en Andalucía
rezadle un avemaría
y quitadse los sombreros;
silencio el patio y la fuente,
que está de cuerpo presente
el mejor de los toreros.
Estribillo
Parece que está dormido
– ¡ Dios mío! – en su capote de brega
y por Gelves viene el río teñido
con sangre de los Ortega.
Suspira bajo su velo
la Virgen de la Esperanza
y arría en señal de duelo
bandera la Maestranza.
Y Sevilla enloquecida
repetía a voz en grito:
– ¿ pa qué quiero mi alegría, (bis)
si se ha muerto Joselito?
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Silencio por un minuto,
pintad el campo de luto,
el ciprés y el olivar,
de luto las amapolas,
de luto Carmen y Lola,
Concha, Pepa y Soledad.
Silencio guarda el romero,
silencio el torito fiero,
y los bravos mayorales,
crespones en las divisas;
silencio pide la brisa
al pasar por los trigales.
Estribillo
Letra: León, Quintero.
Música: Quiroga.
Juanita Reina